La estrategia del primer mandatario salteño fue el ingreso de un proyecto a la Cámara de Diputados de la provincia de Salta. El encargado de llevar la carpeta fue el diputado Luis Albeza, del bloque Justicialista Gustavo Sáenz Conducción. En dicho bloque ya fueron los encargados de otras polémicas, como por ejemplo la propuesta de militantes oficialistas para ocupar los lugares destinados a la oposición en la Auditoría general de la Provincia. Si pasa, pasa.
Al momento de que este medio le preguntó a Albeza el porqué de la iniciativa, el diputado respondió que “la gente se lo pedía”. Tan incierto el argumento que cualquier persona que entienda un poco sobre el estilo del gobernador para ejecutar planes se reiría. El proyecto tiene un claro origen: la Casa de Gobierno de la provincia de Salta, y no responde a un clamor popular ni al ahorro económico, sino a la estrategia de Sáenz para mantenerse en un cargo que se le está comenzando a escapar de las manos. La imagen positiva del hombre está en caída libre, y él lo sabe.
La primera duda que una persona que asume el rol de ciudadano debe plantearse es ¿Acaso la democracia tiene un costo? No, no lo tiene. De hecho, la misma es lo único con lo que se llega a este mundo al nacer en este país. Costó años de sudor, sangre y lágrimas. La obligación y el derecho de elegir a nuestros representantes carece de precio, y en este sentido las elecciones PASO son la mejor versión de esto mismo, la posibilidad de que en función de ideología y simpatía las personas elijan a sus representantes. En contraposición al proyecto saenzcista, en donde se plantea que sean los propios representantes quienes se elijan.
Pero pasemos a lo más interesante. El gasto más grande de las PASO en Salta está relacionado con dos puntos cuyo único responsable es el propio Sáenz, y de eso ni el mandatario ni sus ministros hablan: El empeño del gobernador Sáenz de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales y la tozudez de utilizar el sistema de voto electrónico.
Las elecciones provinciales tendrían un costo mínimo, y hasta casi nulo, si se llevaran a cabo en simultaneo con las elecciones nacionales, siendo el gobierno nacional quien corra con esta inversión. Eso tiene un precio que no está relacionado con los salteños en su conjunto, sino con la dirigencia política. Salvo quienes manifiestan abiertamente su línea ideológica, como es debido, el resto teme el tener que pagar los platos de los desaciertos nacionales. Saénz es uno de ellos.
Durante el principio el mandatario salteño se las ingenió para tener un pie en cada vereda. Bajo el lema populista “Salta es de los salteños”, Gustavo Saénz pretendió esconder su abierto apoyo al kirchnerismo. Como ofrenda ante su silencio, le otorgó dos diputados nacionales al Frente de Todos. También acató cuanta orden bajara de la Casa Rosada, aunque esto perjudicara a los salteños. Y no vamos a repetir nuevamente que de más de 40 obras anunciadas para el 2021, no se cumplió ni con el 10%. Sáenz se entregó de cuerpo y alma al oficialismo nacional, pero en secreto -como un amante- un secreto a voces. Si unifica las elecciones se verá perjudicado por el voto anti K, ya que en la vereda del frente desde JxC, le sacaron la ficha, y no confían en él. Lo ven como un traidor.
Por otro lado, la mezquindad personal no es el único interés de Sáenz para eliminar las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, bajo el falso argumento del costo económico. El voto electrónico es un negocio, ante todo. Y transparentar las elecciones utilizando la Boleta Única de Papel es un acto que afecta intereses. Tanto desde las sospechas de manipulación de los sistemas, hasta de los negocios que caerían. Se estima que la utilización de dicho mecanismo tuvo un costo de unos 1.000 millones de pesos en el 2021. El sistema de papel costaría diez veces menos y bañaría de transparencia el acto electivo, pero en Grand Bourg con esto no quieren saber nada.
Para las próximas elecciones provinciales, se estima que la provincia gastará una suma de entre 5.000 y 10.000 mil millones en las maquinitas para votar. El precio de las misma está atada al valor dólar. Cabe agregar que democracias sanas como la de Venezuela son las únicas que lo mantienen, la mayoría de los a países que pasó por este sistema ya lo dejó de utilizar por las denuncias de fraude. Pero Sáenz insiste, por algo será.
De momento, el proyecto no logró dictamen, por lo que no pasó al cuerpo deliberativo. Se habla que en el poroteo, los números aun no están. Y es que los propios saenzcistas de segundas y terceras líneas no quieren otorgarle el poder del armado a dedo de las listas al gobernador. Las experiencias no fueron buenas. El partido Justicialista no pudo colocar ni diputados en la provincia, ni concejales en la capital. Un hecho histórico que valió el enojo de muchos, sobre todo de quienes trabajan en territorio y quieren ascender. “Se van a repartir las listas entre ellos y dejan a los verdaderos militantes afuera”, aseguró un cercano a la casa de gobierno que no está de acuerdo con el avance oficialista.
Falta mucho, pero también falta poco. Las elecciones serán en mayo de 2023, pero las cartas ya están casi en su mayoría sobre la mesa. Desde la vereda de enfrenten observan y toman nota. Saben que el desgaste al que se está sometiendo Sáenz a fuerza de malas ideas y errores de gobierno ya le están causando daño. Los verdaderos oponentes aun permanecen en silencio, aunque con cierta picardía, ya comienzan a marcarle el territorio. La pelota está en la mitad del campo de juego y saca Sáenz.
