La tarde del viernes fue una verdadera pesadilla para los vecinos de la Ampliación del barrio 20 de Junio, en Salta. Un incendio, avivado por las intensas ráfagas del viento Zonda y la quema de pastizales en los alrededores, consumió varias viviendas y dejó a numerosas familias literalmente con lo puesto.
El fuego se propagó rápidamente entre las casas precarias del barrio, una zona que ya arrastraba múltiples carencias estructurales. El humo, el calor insoportable y las llamas obligaron a los vecinos a abandonar sus hogares a toda prisa, sin poder rescatar pertenencias ni documentos importantes. Lo perdieron todo en cuestión de minutos.
Los testimonios de quienes vivieron el incendio son desgarradores. Mujeres llorando de impotencia, niños asustados, y jóvenes arriesgando sus vidas para intentar rescatar lo que se pudiera, marcaron una tarde que quedará grabada en la memoria colectiva del barrio.
Entre el caos, surgió también la solidaridad. Vecinos se organizaron en cadenas humanas con baldes de agua para colaborar con los bomberos que trabajaban sin descanso. Sin acceso a recursos suficientes, y mientras el viento seguía soplando con fuerza, la comunidad resistió como pudo.
En medio de la emergencia, el intendente de Salta, Emiliano Durand, se hizo presente para hablar con las familias afectadas. Visiblemente impactado por la magnitud del daño, Durand no solo escuchó los reclamos y necesidades inmediatas, sino que también intentó organizar la asistencia en terreno.
"Hay que estar cerca en estos momentos", expresó el jefe comunal, quien supervisó la distribución de ayuda y se comprometió a gestionar soluciones urgentes para los damnificados.
El viento Zonda, conocido por su calor seco y sus ráfagas intensas, afectó a varias localidades del norte argentino este viernes. En Salta, las consecuencias fueron particularmente graves debido a la combinación de condiciones climáticas extremas y prácticas peligrosas como la quema de pastizales.
Aunque aún se investigan las causas exactas del incendio, todo apunta a que una quema descontrolada, sumada a las ráfagas, desencadenó el desastre. Este tipo de incendios se vuelve especialmente destructivo en barrios donde muchas construcciones están hechas de materiales altamente inflamables.
Una tragedia que pone en evidencia la vulnerabilidad
Lo sucedido en el barrio 20 de Junio es más que un incidente aislado. Pone en evidencia la fragilidad con la que viven miles de familias en la Argentina profunda. Sin infraestructura adecuada, sin acceso a servicios básicos eficientes y sin planes de contingencia, estos barrios están siempre al borde del colapso ante cualquier emergencia.
Las familias afectadas no solo enfrentan la pérdida de su hogar, sino también la angustia de no saber cómo seguir adelante. Muchos no tienen seguros, ni ahorros, ni redes de contención institucionales. Viven al día, y un incendio como este significa empezar de cero en la peor de las condiciones.