Abel Pintos, uno de los artistas más emblemáticos de la música argentina, atraviesa una etapa de introspección y gratitud que lo conecta con sus raíces y proyecta su futuro con humildad y pasión. En una reciente entrevista, el cantante reflexionó sobre su trayectoria, sus comienzos en los años 90 y su deseo de seguir haciendo música dentro de 30 años, sin importar el formato ni el escenario.
“Nunca pensé en qué tipo de artista me quería convertir”, confesó Abel, dejando en claro que su carrera no fue el resultado de un plan trazado, sino de una búsqueda constante guiada por la necesidad de expresarse. Recordó con especial cariño su primera gira con León Gieco, donde observaba al público y se preguntaba cómo era posible que un mismo artista convocara a personas de todas las edades y estilos. “Lo vienen a ver personas de 80 años, de 50, de 20 y de 10. ¿Cómo hace?”, se preguntaba entonces. Esa experiencia lo marcó profundamente y le mostró que la música puede ser un puente entre generaciones, culturas y emociones.
Desde sus primeros pasos en Bahía Blanca, donde comenzó a cantar a los siete años en actos escolares y festivales locales, hasta convertirse en un referente del cancionero popular, Abel Pintos ha transitado un camino de evolución artística sin perder su esencia. Su voz, su sensibilidad y su capacidad para conectar con el público lo han convertido en un artista transversal, capaz de emocionar tanto en estadios multitudinarios como en teatros íntimos.
Hoy, con más de 30 años de carrera, Abel se encuentra presentando su EP Gracias a la vida, un homenaje a las canciones que lo acompañaron en momentos clave de su vida. El título del disco surgió de una oración nocturna en la que se dio cuenta de que hacía años que no pedía nada, sino que simplemente agradecía. Esa revelación lo llevó a elegir un nombre que resume su estado emocional actual: gratitud, conexión y celebración.
Sobre el futuro, Abel no se plantea metas concretas ni definiciones cerradas. “No sé qué clase de músico me gustaría terminar siendo dentro de 30 años”, dijo. Lo único que desea es seguir haciendo música, en los formatos que existan, adaptándose a los cambios tecnológicos y culturales, pero manteniendo viva la llama de la creación. Esta apertura lo define como un artista que no se encasilla, que fluye con el tiempo y que entiende la música como una forma de vida.