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IDEAL!

Tortas fritas de queso para el mate

¿Merienda patria? Con pocos ingredientes y mucho sabor.

Tortas fritas de queso para el mate

En un giro creativo de un clásico criollo, las tortas fritas de queso rompen con lo esperado. A diferencia de las versiones tradicionales, añaden un ingrediente extra que las convierte en un snack salado, crocante por fuera y con un corazón cremoso.

Gracias a su riquísimo sabor casero, esta refrescante receta encaja perfecto en meriendas patrias o en tardes frías. Además, su sencillez y pocos ingredientes la convierten en una opción ideal para compartir sin complicaciones.

Tortas fritas de queso: ingredientes

    2 tazas de harina leudante
    1 huevo
    ½ taza de leche tibia
    ½ taza de queso rallado (puede ser tipo pategrás, reggianito o cremoso duro)
    ½ cucharadita de sal
    1 cucharadita de azúcar
    Grasa o aceite para freír (cantidad necesaria)

Paso a paso de la preparación

1- Preparar la masa: en un bol, colocar la harina, el huevo, la leche tibia, el queso rallado, la sal y el azúcar. Mezclar bien con las manos o una cuchara hasta que se integren todos los ingredientes.

2- Amasar: volcar la masa sobre una superficie limpia y amasar hasta que quede suave y sin grumos. Si está muy pegajosa, se puede agregar un poco más de harina.

3- Reposar: cubrir la masa con un paño y dejarla reposar durante 10 a 15 minutos a temperatura ambiente. Esto ayuda a que se relaje y sea más fácil de estirar.

4- Formar las tortas fritas: dividir la masa en porciones, estirar cada una con palote o a mano hasta lograr discos de unos 10 cm de diámetro y ½ cm de espesor, aproximadamente.

5- Freír: calentar grasa o aceite en una sartén profunda. Cuando esté bien caliente, freír las tortas fritas de a pocas por vez hasta que estén doradas de ambos lados.

6- Escurrir y servir: retirar del fuego y escurrir en papel absorbente. Servir calientes, idealmente con mate o una infusión.

Tips para que las tortas fritas de queso te queden bien esponjosas por dentro y crocantes por fuera

1. Usá harina leudante o agregá polvo de hornear: la esponjosidad depende en gran parte del leudante. Si usás harina común, agregale 1 cucharadita colmada de polvo de hornear cada 2 tazas. Esto hará que la masa leve durante la fritura y no quede compacta.

2. La leche tibia ayuda a activar los ingredientes: usar leche tibia (no caliente) ayuda a integrar mejor la masa y favorece una textura más tierna. También podés reemplazar parte de la leche por agua con gas para sumar aire.

3. Dejá reposar la masa: un reposo de al menos 15 a 20 minutos tapada con un repasador permite que el gluten se relaje y la masa se vuelva más elástica y aireada al cocinarla.

4. El aceite o la grasa deben estar bien calientes: freí siempre con aceite a temperatura alta (180 °C aprox.). Si está muy tibio, la masa absorbe grasa y queda pesada. Si está muy caliente, se quema por fuera y no se cocina por dentro. Probá con un pedacito de masa: debe burbujear al contacto.

5. No aplastes la masa demasiado: cuando formes los discos, dejalos con un grosor mínimo de ½ cm. Si los estirás mucho, se vuelven más finos y crocantes, pero pierden esponjosidad.

6. Extra tip: si te gusta más aireada, podés agregarle una pizca de bicarbonato de sodio a la mezcla, o batir el huevo antes de integrarlo. Eso también aporta aire y volumen.

 


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