Después de la trágica inundación que en marzo dejó 16 muertos en Bahía Blanca, comenzaron las obras de reconstrucción del canal Maldonado, una de las zonas más afectadas por el temporal. Con maquinaria trabajando desde esta semana, se dio inicio al ambicioso plan que incluye la renovación de 16 puentes, la ampliación del canal y una fuerte inversión en infraestructura para evitar que una catástrofe de esta magnitud vuelva a repetirse.
El primer frente de obra se abrió en el puente de calle Pampa Central, entre avenida Buenos Aires y avenida La Plata. En ese punto ya se están ejecutando tareas para relocalizar servicios clave como fibra óptica, cañerías de gas, agua y cloacas, los cuales deben ser reubicados antes de la demolición total del puente. El nuevo cruce tendrá 28 metros de longitud y será parte de un rediseño integral que busca mejorar la resistencia del sistema pluvial de la ciudad.
La lluvia que cayó en pocas horas durante aquel marzo superó los 300 milímetros, provocando el colapso del canal Maldonado, el anegamiento de barrios enteros y la pérdida de vidas. Tras el desastre, se puso en marcha un plan de reconstrucción financiado por el gobierno bonaerense, con una inversión estimada en 109 mil millones de pesos.
Uno de los ejes principales del proyecto es ampliar el canal: pasará de tener un ancho promedio de 19 metros a 26. Esto permitirá triplicar su capacidad de captación de agua, clave en un contexto de eventos climáticos cada vez más extremos. El rediseño se logró en apenas 60 días, gracias al trabajo conjunto entre técnicos locales y especialistas hidráulicos provinciales.
Además de los puentes vehiculares, el plan contempla la reconstrucción de pasarelas peatonales como la ubicada aguas abajo del puente actual, que también fue destruida por la fuerza del agua. Las obras se extenderán a lo largo de 6.300 metros lineales del canal, desde el estuario hasta el partidor del Parque de Mayo, e incluyen intervenciones en todos los cruces afectados.
El próximo punto de intervención será el puente de calle Don Bosco, cuya reconstrucción está prevista para las próximas semanas. Según los responsables técnicos, el objetivo es avanzar de forma escalonada en distintos sectores del canal, sin interrumpir totalmente la conectividad urbana ni los servicios básicos de la ciudad.
Este tipo de obra cobra especial relevancia en un escenario climático que ya cambió. Las lluvias intensas y repentinas son cada vez más frecuentes en varias regiones del país, y ciudades como Bahía Blanca deben adaptar su infraestructura para resistir fenómenos meteorológicos que hace años eran poco comunes.
Aunque esta intervención ocurre en el sur bonaerense, el modelo podría replicarse en otras provincias que también sufren los impactos del cambio climático, como Salta. En nuestra provincia, con antecedentes de anegamientos en zonas como Tartagal, Orán o el Valle de Lerma, se vuelve imprescindible pensar en soluciones similares: planificación hidráulica, obras preventivas y actualización de sistemas pluviales que muchas veces quedaron obsoletos.
Lo que está ocurriendo en Bahía Blanca demuestra que es posible transformar una tragedia en una oportunidad para construir una ciudad más segura y preparada. La combinación de inversión pública, conocimiento técnico y decisión política marca un camino que otras localidades podrían seguir para mitigar los efectos de los eventos climáticos extremos.
Mientras las máquinas siguen removiendo tierra y hormigón en el canal Maldonado, lo que está en juego no es solo la reconstrucción de una infraestructura, sino la capacidad de anticiparse a lo que el futuro climático exige. Porque si algo quedó claro tras la inundación, es que esperar a que pase lo peor ya no es una opción.