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Detuvieron en Perú a un narco clave por el triple femicidio que conmocionó al país

Matías Ozorio, mano derecha del jefe narco “Pequeño J”, fue capturado en Lima.

Detuvieron en Perú a un narco clave por el triple femicidio que conmocionó al país

Matías Agustín Ozorio, uno de los prófugos más buscados por la Justicia argentina, fue detenido en las últimas horas en la ciudad de Lima, Perú. Está acusado de haber participado en la planificación y ejecución del crimen de Brenda del Castillo (20), Lara Gutiérrez (15) y Morena Verdi (20), las tres jóvenes asesinadas en una casa de Florencio Varela tras permanecer varios días desaparecidas.

El arresto fue realizado en un operativo conjunto entre la Policía Nacional del Perú e Interpol, y representa un paso clave en la causa por el triple femicidio que generó conmoción nacional. Ozorio, sindicado como el principal colaborador del narco conocido como “Pequeño J”, tenía pedido de captura internacional y habría intentado esconderse en territorio peruano tras cruzar la frontera por Paraguay.

Según trascendió, al momento de ser detenido intentó justificar su presencia en Lima diciendo que había sido engañado por “narcos mafiosos” a los que les debía dinero. Aseguró que venía escapando desde Trujillo, atravesando zonas selváticas, pero su relato no convenció a las autoridades.

Con esta detención, ya son ocho los capturados por el brutal asesinato de las chicas, cuyos cuerpos fueron hallados el 24 de septiembre, enterrados en el fondo de una casa en Villa Vatteone. La investigación sostiene que fueron llevadas engañadas desde el Bajo Flores a Florencio Varela, donde fueron torturadas y asesinadas a sangre fría.

Entre los primeros detenidos se encuentran Magalí Celeste González Guerrero, Andrés Maximiliano Parra, Iara Ibarra y Miguel Villanueva Silva. Luego cayeron Víctor Sotacuro Lázaro, en la frontera con Bolivia, y Ariel Giménez, señalado por haber cavado la fosa. También fue arrestada Florencia Ibáñez, sobrina de Sotacuro, por haber estado con él la noche del crimen.

Todos los indicios apuntan a que la orden partió de “Pequeño J”, líder de una organización narco con base en villas del sur porteño, que sigue prófugo. Ozorio, su presunto segundo al mando, era conocido por frecuentar las zonas de la 1-11-14, Zavaleta y Villa 21-24, hasta que decidió huir del país.

La Justicia ya trabaja en la extradición de Ozorio para que sea indagado por el fiscal Carlos Adrián Arribas, a cargo de la causa. El expediente detalla que las víctimas fueron atacadas con extrema violencia, a traición y con un ensañamiento que agravó aún más el delito. También se destaca el componente de violencia de género ejercido por los hombres involucrados.

Este caso volvió a poner sobre la mesa el accionar impune de bandas narco que operan en todo el país, con ramificaciones internacionales. En provincias como Salta, donde los pasos fronterizos son utilizados con frecuencia por redes delictivas, la preocupación va en aumento. La frontera con Bolivia y Paraguay sigue siendo un punto crítico para el ingreso y la salida de integrantes de estas organizaciones.

La captura de Ozorio no cierra el caso, pero representa un avance concreto en una investigación que reveló lo peor del entramado criminal en el que conviven narcotráfico, violencia de género y trata de personas. Ahora, todas las miradas están puestas en dar con “Pequeño J”, el presunto autor intelectual del crimen, cuyo paradero aún se desconoce.


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