El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, desmintió que la participación de los periodistas Jorge Rial y Mauro Federico en el Congreso haya sido parte de una reunión oficial. Según explicó, se trató de un "encuentro informal" promovido por legisladores opositores, sin citación reglamentaria, sin temario parlamentario y sin dictámenes. Aseguró que el evento no tuvo carácter institucional y apuntó contra quienes "pretenden atribuirle un formato que no tuvo, con fines de promoción mediática".
La aclaración de Menem surgió tras el revuelo generado por las fuertes denuncias de los periodistas, quienes hablaron de censura, persecución judicial y presiones del Gobierno. Rial incluso relató que un Ford Falcon apareció frente a su casa en señal intimidatoria, y anticipó que seguirá publicando material sensible relacionado con presuntas maniobras de corrupción.
El encuentro fue organizado por Christian “Chipi” Castillo, del Frente de Izquierda, vicepresidente de la Comisión de Libertad de Expresión, que estuvo clausurada durante más de un año por decisión de su titular, la salteña libertaria María Emilia Orozco. La convocatoria se dio en medio de la polémica por la filtración de audios que involucran a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, y que motivaron una cautelar judicial para frenar su difusión.
Mauro Federico, por su parte, negó vínculos con servicios de inteligencia extranjeros y reivindicó su trabajo como periodista. Aseguró que las filtraciones apuntan a exponer irregularidades graves en áreas sensibles, como el sistema de asistencia a personas con discapacidad, que —según dijo— fue desmantelado para hacer negocios con fondos públicos.
El Gobierno, en tanto, insiste en que los audios forman parte de una operación de espionaje impulsada por sectores kirchneristas para perjudicar al oficialismo y manipular el clima social antes de las elecciones.
Desde Salta, la diputada Orozco evitó pronunciarse directamente sobre la reunión, pero defendió el cierre de la comisión. Mientras tanto, la oposición acusa al oficialismo de querer silenciar voces críticas y generar un clima de censura.
La tensión entre el periodismo y el poder político vuelve a instalarse en el centro de la escena. En un Congreso cada vez más polarizado, cada gesto se convierte en una señal. Y en Salta, donde la representación libertaria es fuerte, las repercusiones no tardaron en llegar.