El número de personas que sufre mordeduras de perro creció notablemente en la Argentina desde 2023, con un fuerte impacto en niños menores de 10 años, quienes lideran la estadística de casos más graves. Así lo confirmó el último Boletín Epidemiológico Nacional, que dio a conocer que solo en lo que va de 2025 ya se registraron más de 23.800 casos en todo el país, de los cuales 254 fueron considerados graves.
Este fenómeno, que preocupa a las autoridades sanitarias, responde a una combinación de factores: urbanización acelerada, cambios en la convivencia con mascotas, falta de control en animales callejeros, y desinformación en torno a la tenencia responsable. En 2024 se había alcanzado un pico con 512 mordeduras graves notificadas, casi el doble que en 2023.
La mayoría de los afectados: niñas y niños pequeños
Según los datos oficiales, los menores de 10 años conforman el grupo más afectado por lesiones serias. Las mordeduras en esta población suelen afectar zonas de alto riesgo como el rostro, cuello y cabeza, generando no solo complicaciones físicas, sino también consecuencias psicológicas duraderas.
“La cercanía en estatura entre un niño pequeño y el hocico de un perro hace que los ataques sean más peligrosos en esos casos. Hay que trabajar en la educación y supervisión permanente”, explicaron desde la Asociación de Veterinarios Especialistas en Animales de Compañía de Argentina (AVEACA).
Las cifras oficiales dan cuenta de una situación en ascenso: en 2023 se registraron 272 casos graves; en 2024, la cifra escaló a 512. Y en lo que va de 2025, ya se notificaron 254 casos graves hasta la primera semana de junio, lo que permite anticipar que este año podría superar nuevamente el récord.
En paralelo, también se informó que más de 23.500 personas sufrieron mordeduras leves o moderadas que no requirieron hospitalización, pero sí atención médica.
Qué es un caso grave y cómo se clasifica
El Ministerio de Salud diferencia tres tipos de lesiones por mordedura:
Leves y moderadas: heridas superficiales o laceraciones sin necesidad de internación. Se tratan con limpieza, desinfección y seguimiento ambulatorio.
Graves: requieren internación o presentan daños importantes. Se incluyen fracturas, desgarros, lesiones en cabeza, cuello, genitales o zonas vitales. También cuando hay riesgo de rabia o tétanos.
El carácter grave del caso se define no solo por la profundidad de la herida, sino por la localización anatómica y la posibilidad de secuelas permanentes.