Las acciones argentinas que operan en Wall Street sufrieron este miércoles fuertes caídas, con retrocesos de hasta 9%, en medio de un mal día para los mercados estadounidenses y tensiones en el segmento de deuda en pesos a nivel local.
Los papeles de Supervielle lideraron las pérdidas, con una baja de 8,8%, seguidos por Telecom y Galicia, que retrocedieron 5,2% y 4,8%, respectivamente. La tendencia negativa se replicó en los bonos en dólares, donde la mayoría de los títulos operó a la baja, mientras que el riesgo país se ubicó en 722 puntos básicos, marcando un nivel elevado para los inversores.
En la Bolsa local, el índice S&P Merval también reflejó la presión, cerrando con una caída del 5,4%, en un contexto de cautela y preocupación por la gestión económica del Gobierno de Javier Milei.
El escenario adverso se produjo después de la licitación de deuda realizada por el Gobierno, que logró renovar apenas el 61% de los vencimientos programados. La subasta, que involucraba títulos por un total de 15 billones de pesos, dejó a los bancos con menos liquidez de la esperada, justamente en un mes en que los encajes bancarios aumentaron.
Para absorber parte de los pesos que quedaron libres tras la operación, el Banco Central y el Tesoro anunciaron medidas específicas al mediodía, buscando reducir la presión sobre la liquidez y estabilizar el mercado local. Sin embargo, los analistas advierten que la situación refleja tensiones persistentes en el manejo de la deuda y en el financiamiento en pesos, factores que continúan impactando la confianza de los inversores.
La jornada de hoy subraya la vulnerabilidad de los activos argentinos frente a movimientos en los mercados internacionales y decisiones de política económica local. Los inversores siguen de cerca cada operación del Gobierno, evaluando cómo afectará tanto a la deuda como a la cotización de las acciones y bonos que representan a empresas argentinas en el exterior.
En este contexto, la combinación de un mercado estadounidense negativo y las restricciones locales de liquidez generan un entorno complicado para los títulos argentinos, tanto para quienes operan desde Nueva York como para los inversores locales.