El Gobierno nacional anunció la eliminación total de las retenciones a las exportaciones de carne bovina y aviar hasta el 31 de octubre. La medida, que rige desde este martes 23 de septiembre, reduce del 5% al 0% la carga tributaria para ambos rubros, con el objetivo de fomentar la liquidación de divisas y contener la presión cambiaria en plena cuenta regresiva hacia las elecciones.
En Salta, donde la ganadería y la industria avícola han cobrado fuerza en los últimos años, el anuncio fue recibido con optimismo, aunque con cierta cautela. Si bien no se trata de sectores exportadores de gran escala como en otras provincias, sí hay empresas que operan en mercados internacionales y que podrían aprovechar esta ventana para concretar ventas con mejores condiciones.
La decisión se suma a la reciente eliminación de retenciones para los granos, entre ellos la soja y el maíz, y forma parte de un esquema transitorio que apunta a captar hasta 7000 millones de dólares en el corto plazo. Para acceder al beneficio, los exportadores deberán ingresar el 90% de las divisas en el mercado oficial dentro de los tres días hábiles posteriores a declarar la venta al exterior.
El contexto económico marca la urgencia: el Banco Central ya desembolsó más de 1000 millones de dólares para frenar la suba del tipo de cambio, y el país enfrenta vencimientos por casi 8000 millones antes de fin de año. En ese escenario, el Gobierno apuesta al sector agroindustrial como generador inmediato de divisas.
En el caso de Salta, los referentes del sector cárnico valoran la quita de retenciones, pero advierten que la competitividad no depende solo de los impuestos. Señalan que las economías del norte siguen enfrentando altos costos logísticos, falta de infraestructura y dificultades para acceder a financiamiento, lo que limita el impacto real de medidas coyunturales como esta.
Además, la temporalidad de la norma genera dudas. Si no se prorroga, a partir de noviembre volverán las alícuotas anteriores, lo que podría frenar el impulso de exportación generado durante estas semanas. Por eso, muchos productores locales piden que estas iniciativas se transformen en políticas sostenidas que den previsibilidad y reconozcan las particularidades del interior productivo.
Con una cosecha de soja que aún tiene gran parte por comercializar y una campaña de maíz en marcha, el Gobierno espera que el campo active rápidamente la venta de stocks para reforzar las reservas. En paralelo, se siguen buscando acuerdos internacionales para garantizar los pagos de deuda.
La medida, aunque limitada en el tiempo, llega como un guiño al agro y como una apuesta a que el sector cárnico —incluso en regiones menos centrales como Salta— pueda sumar su aporte a la balanza comercial en un momento crítico. El resultado, como siempre, dependerá no sólo de las medidas fiscales, sino de la confianza y las condiciones reales para exportar desde el interior del país.