La economía argentina mostró un respiro en agosto al registrar un crecimiento mensual de 0,7% y un avance de 5,5% frente al mismo período del año pasado, según el Índice General de Actividad (IGA) elaborado por la consultora Orlando J. Ferreres. El acumulado de los primeros ocho meses del 2025 cerró con un alza de 5,8%, lo que marcó una mejora respecto a los datos previos.
El informe detalló que el repunte se apoyó principalmente en la intermediación financiera, el comercio mayorista, la industria manufacturera y la producción minera. Sin embargo, el análisis advirtió que la economía aún enfrenta un panorama complejo. “Más allá del rebote de agosto, el escenario hacia adelante es desafiante”, señaló la consultora, al vincular las tensiones cambiarias y los traspiés políticos con un aumento de la incertidumbre.
En ese contexto, los últimos movimientos del Gobierno para asegurar apoyo de Estados Unidos lograron atenuar la presión de los mercados y reducir dudas sobre la sostenibilidad del programa económico. Aun así, la dinámica de la actividad quedó atada a lo que suceda en las elecciones de octubre, con el riesgo de que los resultados marquen la dirección del ciclo.
Por sectores, la agricultura y la ganadería retrocedieron 2,2% en agosto, con bajas tanto en la producción agrícola como en la ganadera. La industria manufacturera, en cambio, avanzó 1,7% interanual y 1,1% en términos desestacionalizados, favorecida por la producción aceitera y el repunte de la industria automotriz. El sector energético mostró una caída de 4,7% en la comparación anual, en medio de una menor demanda residencial de electricidad, mientras que minas y canteras se consolidaron como uno de los motores del año, con un crecimiento de 4,9% en agosto y un acumulado de 8% en lo que va de 2025.
Con este cuadro, la economía llega a la recta final del año con señales mixtas: un rebote puntual en la actividad, pero con tensiones financieras y políticas que condicionan la recuperación y dejan el horizonte abierto a la definición electoral.