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Caída del consumo

Panaderías en crisis por la baja de ventas y el aumento de costos

La inflación, el encarecimiento de insumos y la pérdida de poder adquisitivo provocaron una fuerte retracción del consumo de panificados.

Panaderías en crisis por la baja de ventas y el aumento de costos

La crisis económica golpea con fuerza al rubro panadero en Salta. La caída en el consumo, el aumento sostenido de los costos y la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores generaron un escenario complejo, donde las panaderías apenas logran sostenerse. Algunas redujeron horarios, otras achicaron su producción diaria, y muchas directamente cerraron sus puertas en los últimos meses.

En un contexto donde una docena de facturas cuesta entre $8.000 y $10.000, productos tradicionales como las medialunas se volvieron inaccesibles para buena parte de la población. El consumo de panificados cayó de forma sostenida y hoy los clientes priorizan opciones más económicas como el pan francés, o incluso el pan del día anterior.

El impacto es visible tanto en panaderías céntricas como en comercios de barrio e incluso en localidades del interior. La reducción de la producción diaria se volvió una estrategia común: menos hornadas, menos especialidades y horarios acotados para reducir gastos.

Al mismo tiempo, los costos no dejan de subir. Solo en las últimas semanas, la harina aumentó entre un 25% y un 30%. A esto se suma el alza en los combustibles, que encarece el transporte de insumos provenientes de otras provincias. La suba de precios no siempre se traslada al mostrador, porque los consumidores simplemente no pueden pagar más.

La situación también afecta a los emprendimientos nuevos, que no logran mantenerse a flote por más de unos pocos meses. La mayoría se endeuda para sostenerse, pero sin una mejora en las ventas, el cierre se vuelve inevitable.

En el norte salteño, además, preocupa el crecimiento de la venta informal. Se multiplicaron los puestos callejeros que ofrecen pan y bollos a precios bajos, en condiciones que despiertan sospechas. Desde el sector advierten que en algunos casos podría haber estructuras empresariales que operan sin habilitación ni controles, perjudicando a quienes trabajan dentro del sistema legal.

A esto se suma el temor por el ingreso de panificados extranjeros a bajo costo, como ya ocurre en otras provincias limítrofes. El sector panadero reclama medidas urgentes para sostener la actividad, que genera miles de empleos en toda la provincia.

Por ahora, la única estrategia es resistir: producir lo justo, cuidar a los clientes habituales y esperar que el panorama económico dé un respiro. Mientras tanto, el olor a pan recién hecho sigue saliendo de los hornos salteños, pero detrás del mostrador, la situación dista mucho de ser alentadora.


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