Desde su prisión domiciliaria, Cristina Kirchner sigue dando que hablar, pero no precisamente por logros.
Su reciente mensaje grabado para el acto del 9 de julio en Parque Lezama, organizado por La Cámpora, desató una ola de críticas por su intento de lavarse las manos frente a la crisis económica que, según analistas, tiene raíces profundas en los años de su gestión. Lejos de ser la salvadora que pinta, su legado está marcado por decisiones que dejaron a Argentina en una encrucijada financiera y social. Acá, en Salta, donde la gente labura de sol a sol, no se comen el verso de la expresidenta.
Un pasado que pesa: La deuda kirchnerista como herencia maldita
Mientras Cristina apunta el dedo contra el modelo económico de Javier Milei, los números no mienten: el kirchnerismo, entre 2003 y 2015, sentó las bases de un endeudamiento que hoy nos tiene al borde del abismo. Aunque Néstor Kirchner logró una reestructuración de deuda en 2005, pagando USD 9.800 millones al FMI, la realidad es que esa movida fue más un gesto político que una solución definitiva.
Según datos de Chequeado, la deuda pública creció sostenidamente después de 2005, y para 2015, al final del segundo mandato de Cristina, la relación deuda/PBI estaba en 45,6%, lejos del desendeudamiento que ella cacarea.
En Salta, la gente recuerda bien cómo los últimos años del kirchnerismo trajeron inflación galopante y un dólar que se disparó. La emisión monetaria descontrolada para financiar el déficit fiscal, que llegó a 5% del PBI en 2015, según el Estudio Broda, es un lastre que todavía arrastramos.
La grieta económica: Cristina señala a Milei, pero el espejo la delata
La expresidenta no se cansa de fustigar al gobierno actual, tildándolo de “deuda pública, familiar y privada”. Pero, ¡vamos, Cristina! Durante su gestión, el gasto público se fue a las nubes, y la falta de acceso a mercados internacionales por conflictos con los “fondos buitres” obligó a financiar el déficit con plata de Venezuela a tasas altísimas, según la BBC. En Salta, donde la pobreza pega duro, estas maniobras se sienten como una traición.
Además, Cristina omite que su política de subsidios insostenibles y la falta de inversión en infraestructura productiva dejaron al país sin dólares para crecer. Según un análisis de Scielo, el modelo kirchnerista, aunque tuvo un arranque prometedor con superávit comercial, se desinfló por la inflación y la dependencia de commodities.
Parque Lezama: Un show para la tribuna que no tapa la realidad
El acto en Parque Lezama, con La Cámpora al frente, fue puro humo para los salteños que siguen de cerca la política. Mientras Cristina mandaba su audio desde el sillón de su departamento en Constitución, la militancia hacía ruido con cumbia y kermés. Pero, ¿y las soluciones? Nada. La expresidenta llamó a “pensar con cabeza, corazón y coraje”, pero no ofreció ni una idea concreta para salir del pozo.
El evento, bajo la consigna “Argentina con Cristina”, tuvo artistas como Teresa Parodi, pero para muchos fue solo una cortina de humo para desviar la atención de los problemas reales. La deuda con el FMI, que Cristina tanto critica, creció exponencialmente bajo Mauricio Macri, pero ella no menciona que su gestión dejó un déficit fiscal que obligó a tomar más deuda.
La deuda familiar: Un karma que no empezó con Milei
Cristina se llenó la boca hablando del endeudamiento familiar, pero en Salta saben que ese problema no es nuevo. Durante sus gobiernos, la inflación erosionó el poder adquisitivo, y muchos recurrieron a las tarjetas para sobrevivir. Según Infobae, en 2015, los trabajadores alcanzaron una alta participación en el PBI, pero eso no se tradujo en bienestar para todos.
Hoy, con el 90% de los argentinos endeudados, según Cristina, la situación es grave, pero culpar solo a Milei es simplista. La falta de dólares, que ella misma reconoce, es un problema estructural que el kirchnerismo no resolvió en 12 años.
Un mensaje vacío para un país que necesita respuestas
En su audio, Cristina llamó al peronismo a “defender la independencia”, pero en Salta, donde la gente está harta de promesas vacías, sus palabras suenan a relato gastado. La expresidenta no propuso nada nuevo, solo repitió críticas al FMI y a Milei, mientras ignora que su gestión dejó un país con reservas agotadas y una inflación que ya era un dolor de cabeza.
El acto en Parque Lezama puede haber llenado de fervor a la militancia, pero para los salteños que pelean el día a día, Cristina está lejos de ser la heroína que dice ser. Su legado, cargado de deudas y promesas incumplidas, sigue pesando como una mochila llena de piedras.